abril 02, 2006

Tengo un problema respecto al modo de publicar en este blog y que aún no puedo solucionar: hay una continuidad entre entrada y entrada que, a veces, descoloca a quien pueda leer dos columnas seguidas y puede hacerlo pasar de un tema a otro transversalmente dispar. Ahora mismo, por ejemplo, deseo escribir acerca de un asunto que tiene nula relación con la anterior entrada y eso, creo, puede quitar seriedad (cuando éstos son serios) a los temas que en cada escrito intento tratar.

Sin duda soy un cómplice de todo aquel que gusta hacer de su vida algo más complicada que para aquellos que sólo desean nacer, trabajar, reproducirse, jubilar y morir. Tengo un gustillo a darle una vuelta más a aquello que me parece importante, el problema es que a estas alturas, y en muchas ocasiones, la técnica está siendo aplicada para mirar también los rasgos más banales de la vida. Así es como uno comienza a volverse loco.

Ha sido con este afán que me he desligado de costumbres y de algunas personas. Así fue como dejé de lado el skate, aunque el problema no fuera particularmente el patín, sino todo aquello que había en torno a él: consumismo excesivo, competencia, nomenclatura anglosajona, moda, artículos de precios prohibitivos, etc. Todo eso terminó por asquearme y, tal vez erróneamente, me alejé de un grupo de personas para acercarme a otras con quien sentirme a gusto por cuestiones de afinidad. Sin embargo, nunca me deshice de mi viejo patín. Por fuertes que hayan sido mis crisis económicas, nunca vendí mi skate ni ninguna de sus partes. Ahí estuvo por años bajo la cama, llenándose de polvo y pasándose de moda. Hizo las veces de repisa, de superficie donde pegar autoadhesivos, incluso, de lima de uñas. De lo que tenía certeza era que algún día lo volvería a usar, saldría a la calle con él y el esfuerzo físico me recordaría los años que han pasado por mí. Así ha sido.

Debo reconocer que mis viejos amigos nunca me han dejado de considerar, habitualmente me invitan a patinar (aunque suene feo para el lunfardo chileno), pero siempre termino sorteándolos producto de algún compromiso fijado de antemano. Ayer no fue el caso. Tras innumerables invitaciones, por fin me encontré con algunos de ellos en una olvidada pista de patinaje de Villa Alemana ¿Dónde queda eso? Sólo sus habitantes lo saben. La historia de esa pista es otro cuento, pero no muy original: ha sido verjada porque es un espacio que no sirve para nada, un espacio que está perdiéndose y ahí conviene construir un supermercado. Que los chicos que ahí se divierten ¡que se jodan!… la pista tiene sus días contados.

Pero bueno, desde Viña del Mar tomé el nuevo tren rumbo a Villa Alemana y pude reconocer un bello paisaje que comenzaba a olvidar, siempre al ritmo de “Rapsodia Libertaria” de Los Muertos de Cristo que giraba en mi discman. Llegué a la pista y recordar años pasados fue inevitable. Como de costumbre, un par de viejos amigos me dejaron plantado, pero eso no importa cuando hay una buena caja para, ahora empíricamente, desafiar los años que han pasado por mí, los kilos de más y las cajetillas que me he fumado. Durante las horas que estuve ahí no pensé en nada, que si este sistema de transporte es mejor que el anterior, que las preocupaciones de la tesis, que mis premuras económicas. Nada, nada de lo que me agobia todos los días me interesó. Y justamente es eso lo que odiaba del “mundo del skate”, que las personas que lo practica no piensan en nada más que en patinar. Pero, así mismo, debo reconocer algo, y es que la terapia ha surtido sus efectos. Olvidarse de todo por unas horas parece que no está nada mal, en los días que corren pareciese ser una terapia necesaria. Algunos lo hacen a través de las drogas, otros disfrazándose los fines de semana, otros con yoga, otros apedreando pacos, otros con una pareja alternativa. ¿Si tuviese que elegir? Creo que me quedo con el skate. No diré que volveré a patinar al ritmo que lo hacía antes, porque cada vez que lo digo nunca lo hago. Pero, que me ha gustado… me ha gustado.

(No puedo dejar de recordar aquí la broma de la que he sido victima ayer. Las edades de mis amigos que no llegaron están cerca de la mía y frente a eso alguien agradeció que no hayan llegado, sino la pista se hubiese tornado a tono sepia.)
 
posted by daniel at domingo, abril 02, 2006 |


3 Comments:


At abril 04, 2006, Anonymous Anónimo

llegue de forma algo nextraña a tu blog, y solo para saludarte, nose hace mucho que no te veo y me agradaria verte un dia de estos.

espero estes bien.
con chapu y gaete nos acordabamos de ti el otro dia, chapu tenia unas fotos de cuando viviamos en quilpue, del chapu con mohicano.

aparte como que siento algo inconcluso, tengo la sensacion de que estas molesto conmigo, bueno nose. eso

gualo

 

At abril 28, 2006, Blogger atrapasueños

saludos dany tatto hermano
hoiy en el 3006 lo pasado pasado pisado enterrado
awante socio la resistencia se hace asi dany vos cachai
saludos pa el tata punk
aun recuierdo esos tatuajes en tu rodilla
jaja yo jamas pense q iba a terminar tatuado
pero es asi loco
anda en skate hermano q lo haces bien
chao

 

At mayo 04, 2006, Blogger atrapasueños

deb decir q mi skate paso varios años debajo de mi cama , me sentia fuera de la onda skater es mas aunme siento fuera, pero ahora es distinto pq no soy el unico q se siente fuera de esa onda , somos varios y eso es bakan
creamos una onda de skate distinta mas under , menos top , mas punk
dale dany , haber si voy a viña y nos juntamos te avisare hermano
saludosssss