septiembre 23, 2007
Muchas veces me he tenido que aguantar las ganas de poner un buen disco en una reunión de amigos. Disfruto de la buena conversación con música de fondo, pero, lamentablemente, muchos de mis amigos son de la opinión de que el punk y el hardcore contienen una gran capacidad creadora y luchadora, pero ellos no gustan de ritmos fuertes, rápidos y, en muchas ocasiones, mal tocados. Cuántas veces no han dicho “¿para qué se gastan en crear buenas letras y luego nadie las entiende?” o “que bueno sería que tal banda sacara un disco unplugged… algo se entendería”. Y bueno, creo que con la edad, también entran las ganas de escuchar de vez en cuando algo de música más calma.

Recuerdo que en mi adolescencia, y entre mucho rock, le daba bien duro a bandas como Dead Can Dance. Pero no fue hasta que fijé mi gusto por la música con líricas políticas que me dediqué a buscar bandas e intérpretes que, con el mismo espíritu incendiario del punk, sonaran algo más suaves. Con esa intención, a lo primero que uno puede echar mano es a todos esos grupos que forjaron la banda sonora de la izquierda chilena setentera, generalmente muy cercano al folklore latinoamericano, pero, como uno creció escuchándolo, ya no hace mucha gracia oír el bombo y la zampoña. Otro punto importante tiene que ver con eso mismo, con que fueron parte de la izquierda y, por ende, abundan en sus letras la apología a la patria y al Estado proletario. De ese lote sólo he conservado la Cantata Santa María de Iquique de Quilapayun y un par de discos de Víctor Jara. Y no es que me niegue a escuchar el resto. He hecho mi mejor esfuerzo en re-escuchar mucha música que incansablemente escuché desde niño, pero la voz de Silvio Rodríguez no puede dejar de traerme malos recuerdos. Un poco más alejado del concepto de “letra política” es el caso de Congreso, banda que también escuché mucho –involuntariamente- en mi niñez, pero que ahora le he encontrado otro sabor.

Tampoco uno puede ser tan narcisista como para creer que ha escuchado “mucho” de algo. La historia de la música chilena tiene tantos recovecos relacionados con la política que uno nunca imaginaría que, por ejemplo y como recién hoy me enteré, Claudio Arrau se negaba a volver a chile en los 80 porque no se resignaba a vivir en una país con una dictadura fascista. De hecho, una de las condiciones que Arrau estableció para venir en una ocasión a chile fue dar un concierto en el Teatro Municipal de Santiago, pero exigiendo que ningún miembro del gobierno militar estuviera presenta. Pinochet y la Lucia, como es de suponer, de todos modos asistieron y, además, tomando ubicaciones privilegiadas dentro del teatro. Arrau, al inicio del concierto, y tras escuchar el himno nacional apoyado con un brazo en el piano, agradeció a la concurrencia dándole la espalda al presidente de la junta militar. ¡Total!. Y está bien, y puede que yo sea un prejuicioso de mierda, pero si me hubiese enterado antes de estas cosas, me hubiese sido más grato escuchar el piano de Arrau.

Pero para el año 98 las cosas cambiaron un poquito para mí. Con quienes teníamos un programa en la Radio Comunitaria Los Placeres, teníamos también un compañero muy involucrado con la objeción de conciencia y que había viajado a españa. De ahí se había traído el cd “insumissia” editado por un colectivo que también tenía un programa radial, en la radio Onda Latina. El disco, por fin, contenía algunos temas bien suaves y con muy buenas letras, cumpliendo así con este propósito que también comenzábamos a biscar para nuestro propio programa. Con ese disco descubrí a Oskorri, Boris Vian, Quintín Cabrera, Lluis Llach y a George Moustaki que tocaba un tema dedicado a Sacco y Vanzetti y que, extrañamente, me sonaba tan familiar ya que había sido bailado en chile hasta por los boludos del programa Música Libre.

Con todo, no fue hasta que conocí el disco “Notas de Libertad” que pude darme por satisfecho en mi búsqueda. El disco, por lo que entiendo, es el esfuerzo de la gente de El Libertario de venezuela que recopiló el trabajo de algunos trovadores libertarios vivos más algunos temas de otros dos ya desaparecidos (Hill y Brassens). La edición que yo conservo, sin embargo, es una realizada por el sello Masapunk en chile y que, creo, conserva íntegro el folleto que acompaña al disco. Trabajo completamente recomendable para todos aquellos que, como mis amigos de más arriba, no gustan de la música rápida, con gritos y mal tocada, pero sí con líricas revolucionarias y que no se conforman con Inti Illimani. Canciones contra el clero, la cárcel y el sexismo, apologías al robo en supermercados y al anarquismo son parte del disco que, sin querer, se acaba rapidito. Y si alabo tanto este trabajo y no doy un link para descargarlo, es sólo porque no he encontrado ninguno. Mi ignorancia en estos temas es tal, además, que no me da como para pasar el disco a la computadora, subirlo y ofrecerlo. De todos modos he hallado un par de temas y uno que otro video, que aquí abajo ofrezco, y que, espero, sean de tu total disfrute.


"mala reputación" (Georges Brassens)

"Voces libertarias" (Juanito Piquete)

"Bandera Negra" (Jaime Guevara)
 
posted by daniel at domingo, septiembre 23, 2007 | 3 comments